Planeas tu matrimonio, la casa dónde vivirás, el colegio al que irán tus hijos, planeas hasta el color del puto sofá. Pero los planes son solo un dibujo en una servilleta de papel y por mucho que te empeñes al final tus planes no importan una mierda al resto del mundo. Y puedes ponerle cabeza, corazón, o un tacto de servilletas emborronadas con sueños, que la vida tiene otros planes para ti. 

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