¿Qué pintaba yo allí, entre tu copa y tus labios? No mejoro con los años, no como el buen vino que sí lo hace. No valgo tanto como un whisky, yo soy más comparable a un cartón de vino de marca blanca de un supermercado. Pero sin embargo tú me bebías al mismo tiempo que a tu copa, algo tendría que significar. Sin embargo, notaba que yo te gustaba mucho más que el alcohol, que se te subía más un beso mío que un chupito de tequila. Y yo sonreía, que bebieses era menos malo si me seguías dando mimos, y bueno, si te ayudaba a evadirte, una vez al año no hace daño. Pero siempre rebullía el torbellino de preguntas en mi cabeza. ¿Me ves doble? Bueno, casi mejor que no me veas. ¿Que qué se me ha metido en el ojo...? Un montón de lágrimas-
 Me sentía impotente, sin tener en mi mano la posibilidad de parar que el flujo de etanol hiciese de las suyas en tu sangre. Me sentía incapaz de enfocar la distorsión de tus ojos.
Me sentía pequeña, como si el mundo me quedase varias tallas grande
, otra vez volvía a sentir que soy poco para ti.

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